
Les comparto este artículo que escribí para @ensumesa que viene con receta de goulash incluida #recomendado http://t.co/KWfPD0yWX4
Es casi un ritual preguntarse entre chefs cuál sería la última comida de sus vidas.
Lo he visto en programas de televisión, me lo he preguntado a mí misma varias veces, también a algunos amigos, a mis padres y las respuestas sorprenden. Incluso alguna vez alguien me contestó: “si sé que me voy a morir lo último que pensaría es en comer”.
Los que amamos la cocina con locura, sabemos que una buena comida sí estaría entre nuestros últimos pensamientos.
La semana pasada cuando me senté a la mesa y probé de nuevo el fantástico fricassé de pollo que prepara mi mamá (y aquí repito, el que prepara mi mamá porque hay otros muy diferentes), ratifiqué que ese sería el plato que elegiría. Acompañado de su coliflor en leche, sin duda.
¿Qué lo hace tan especial? Lo mismo que hace único cada plato que los demás mencionan: trae un recuerdo.
¿Qué necesitas?
Para 4 porciones
4 filetes de pechuga de pollo en trozos
1 cubo de caldo de gallina (opcional)
3 cucharadas de mantequilla
2 yemas de huevo batidas
2 cucharadas de harina de trigo
¾ de taza de crema de leche
½ frasquito de alcaparras
1 cebolla cabezona finamente picada
1 ½ taza del caldo en el que se cocinó el pollo.
Preparación
Cocina el pollo en agua con el caldo de gallina o con sal y algunas hierbas que te gusten si no quieres usar el caldo de gallina, hasta que esté blando.
Aparte derrite la mantequilla en una sartén, sofríe la cebolla, añade la harina y la taza y ½ de caldo en el que se cocinó el pollo.
Agrega los trozos de pollo, la crema de leche, las yemas batidas y las alcaparras.
Mezcla bien todos los ingredientes y pon todo en una refractaria que se pueda meter al horno.
Precalienta el horno a 350C y deja hornear durante 10 minutos.
Puedes acompañarlo con una ensalada, con papas o un arroz.